7.500 millones de dólares no es una mala cantidad. Ése es, según algunas fuentes, el beneficio que ha obtenido la saga de Harry Potter en su versión cinematográfica.
Pero todo se acaba, y ya sólo queda un episodio de las correrías del joven mago que poder exprimir (aunque para estirar el filón, de la séptima y última novela se van a rodar dos películas), por lo que la Warner Brothers se ve obligada a mirar hacia adelante para buscar nuevos productos que puedan generar unos beneficios tan brutales como los reportados por el personaje creado por J. K. Rowling. Pero tal vez la expresión “mirar hacia adelante” no sea la más adecuada en este caso; sería mejor decir que la compañía ha mirado “hacia dentro”, hacia su propia empresa, de la cual forma parte DC Comics, la que es, junto con Marvel, la editorial de comics de superhéroes más importante del mundo.
Tal vez ahora resulte difícil de creer, pero hubo una época en la que eran los héroes de DC quienes triunfaban en el cine. Durante los tiempos de los primeros Superman con Christopher Reeve (a finales de los 70 y principios de los 80), y de los Batman de Tim Burton (una década después), auténticos bombazos en taquilla ¿qué pasaba con las criaturas de Marvel? Pues, en lo referente a su traslado al cine, poca cosa.
En nuestro pais nos llegaban recopilaciones de episodios televisivos de Spider-Man o El increíble Hulk realmente penosas, pero no más lamentables que las adaptaciones cinematográficas que posteriormente se rodaron basadas en The Punisher, El capitán América o Los cuatro fantásticos, auténticos subproductos generadores de pesadillas para los aficionados. En las oficinas de DC debieron de disfrutar de lo lindo contemplando semejantes bodrios, mientras El Hombre Murciélago y el Hombre de Acero llenaban sus arcas.
La primera adaptación cinematográfica de un personaje Marvel realmente interesante no llegó hasta 1998; estoy hablando de Blade. Luego llegaría Spider-Man, Daredevil, Los X-Men, etc. En resumen, una larga lista de todos conocida que sigue ampliándose continuamente, y que nos ha hecho pasar de una larga sequía a una (posible), sobredosis.
Es indudable que en la actualidad la carrera está liderada por Marvel, y que DC se ha quedado atrás. Por supuesto que los Batman de Christopher Nolan son magníficos, pero El Superman returns de Brian Synger no cuajó (está previsto revitalizar la saga próximamente), así que el cine contemporáneo parece resistírsele a la Distinguida Competencia. Pero, como hemos dicho, Warner Bros está dispuesta a cambiar esta tendencia, y la dirección de la compañía ha anunciado que gran parte de su producción futura va a estar basada en adaptaciones de personajes de la editorial.
Próximamente harán un comunicado oficial detallando sus planes, pero cualquier aficionado con conexión a internet es consciente de que esta campaña ya está en marcha hace meses. Linterna verde, Flash, Flecha verde, Wonder Woman, o Aquaman, son algunos de los personajes cuyos respectivos saltos al cine se encuentran en distintos estadios de producción. Si a estos proyectos sumamos el ya citado regreso de Superman, o la tercera entrega de Batman, comprenderemos que la lucha que durante años han mantenido en los kioscos Marvel y DC va a trasladarse a las salas de cine en un futuro muy próximo.
Pero será una lucha incruenta y que, seguramente, en aras del negocio se tornará en puntual asociación si la coyuntura lo demanda. Quiero decir que, al igual que muchos de los personajes Marvel que actualmente tiene película propia se unirán en la futura The Avengers, y (presumiblemente), los de DC harán lo propio en una previsible The Justice League of America, ¿cómo descartar que también se traslade al cine esa estrategia típicamente comiquera llamada crossover entre editoriales?
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