Tenemos que aceptar que el 3D llegó para quedarse — eso es definitivo —. Todavía recuerdo cuando James Cameron daba sus primeras declaraciones sobre “Avatar” y el parteaguas que iba a significar esta “nueva tecnología” en la historia del cine. Nos guste o no, el darle esa profundidad sensorial a la imagen ha llamado la atención, no sólo de los espectadores sino de las mismas productoras que buscan que sus películas tengan un buen desempeño en taquilla. Pero es necesario hacer una distinción y aquí es donde recurrimos, de nuevo, a James Cameron.
First Showing rescata una entrevista, realizada por MTV, en la que el director tuvo la oportunidad de hablar sobre la tercera dimensión y su adopción en Hollywood. Mientras que Cameron sostiene que no tiene sentido filmar en formato regular 2D para convertir el material a 3D, Hollywood ha solicitado que diversas producciones sean transportadas a la tercera dimensión. Si leen seguido este blog, o cualquier otro sobre cine, sabrán que esta tendencia es clara — empezando con “Clash of the Titans” y “Robin Hood“—. Pero ¿qué es lo que está pasando?
Así que hay una evolución; la gente ahora está empezando a rechazar formas inferiores al 3D, lo cual es bueno. Pero es típico de Hollywood equivocarse, ¿verdad? Nosotros hacemos una película que nativamente fue pensada en 3D, filmada en 3D; del éxito obtenido, ellos asumen que pueden sólo convertir las películas a 3D en ocho semanas… y que eso va a funcionar de alguna manera.
Hay que recordar que cuando surge un avance tecnológico existe un proceso de adopción. Ahora es la novedad que llama la atención, le agrega espectacularidad al filme, y — como bien señala Pepe Flores — nos encontramos en una fase de fascinación. Por lógica, con lo que nos han ido presentado hasta el momento — películas nacidas en 3D —, los espectadores buscan esta nueva experiencia cinematográfica. La industria, que solamente piensa en ingresos, quiere invertir en la conversión al 3D, dejando a un lado el hecho de que puede ser contraproducente. ¿Por qué?
Mismo Cameron lo sostiene, filmar directo en 3D da al autor toda una nueva gama de posibilidades lo cual, invariablemente, afecta a la narrativa cinematográfica. Al tener una cámara 3D — que mejor dicho es un sistema compuesto por dos cámaras como lo revela Joseph Kosinsky, director de “Tron Legacy“— el director puede manejar una dimensión espacial más, lo cual definitivamente no se aprovechará en una película convertida — por algo Warner Bros optó por el reshooting de “Clash of the Titans“—. La comprobación será toda esa tanda de películas que fueron convertidas.
Al final, todo es parte del proceso. No fue de la noche a la mañana que se dio el salto al sonido, ni del blanco y negro al color. Tendremos que esperar unos años para que se invierta en tecnología y continúe su desarrollo — para eso, James Cameron y George Lucas se lucen solos —.
Estoy completamente de acuerdo con lo que sostiene Cameron, los directores deben entender que ellos son los que deciden si van a utilizar la tercera dimensión, cómo manejarla dentro de su producción. No deben dejarse convencer por las grandes casas productoras en implementar una nueva dimensión a sus películas sin sentido alguno. Al contrario, los cineastas deben buscar esta “nueva paleta de colores“ para pintar sus nuevas obras de arte creando narrativas propias del 3D.
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