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14 de julio de 2011

Cine: 'Beginners (Principiantes)', historia de la tristeza

Christopher Plummer, Ewan McGregor y Mélanie Laurent son los claros reclamos de ‘Beginners (Principiantes)’ (‘Beginners’, 2010), la película de Mike Mills, director de ‘Thumbsucker’, que llegó a nuestras carteleras la semana pasada.

Oliver es un hombre de casi cuarenta años que aún no ha logrado desligarse de la influencia que han ejercido sobre él su padre y su madre. Ella, interpretada por Mary Page Keller, ya murió hace décadas. Pero el padre, que ha fallecido recientemente, salió del armario ante su hijo a la muerte de su esposa y pasó sus últimos años junto a él, disfrutando de una existencia que no había podido vivir durante su juventud por causa de la represión de la época.

A través de una serie de flashbacks desordenados, vamos presenciando escenas en las que el protagonista comparte momentos con su madre, con su padre, —nunca con ambos simultáneamente— y con el novio que éste tuvo en sus últimos días –curioso ver a Goran Visnjic en un personaje tan diferente al que le conocíamos en ‘Urgencias‘—. Estas situaciones han marcado a Oliver –podría entenderse, además, que el enorme carisma de su progenitor le ha convertido casi en un don nadie, le ha impedido desarrollar una personalidad propia— y lo que observamos de su presente se ve que arrastra esta influencia. El orden no cronológico se debe a que los recuerdos se introducen en los momentos en los que vienen al caso, como ocurre con nuestra memoria en la vida real.

No obstante, el hecho de que estén desordenados provoca la noción de que no se produce evolución en estos episodios pasados y así se transmite la sensación de que la película en general está estancada. Se trata solo de eso, de una sensación, ya que en la historia presente el progreso sí existe: el protagonista parte como un hombre psicológicamente dañado, que no puede mantener una relación, ni siquiera de amistad, y que aleja a todas las personas que pueden acercarse demasiado a él y de ahí tendrá que evolucionar, además de superar la muerte de su padre. Pero si se produce es porque la narración no deja de ser mínima y la película contiene numerosos momentos que no avanzan o se perciben como poco pertinentes.

Por todo ello, se podría decir que ‘Beginners’ (Principantes)’ es una película de instantes. Funciona en escenas aisladas, muy bellas y bien rodadas, originales y vanguardistas, con un tono tan agradable como profundo, tan diferente como logrado. Pero se juega demasiado al impacto momentáneo y se descuida el conjunto. El director es muy hábil con los actores, de los que extrae espléndidas interpretaciones en unas encarnaciones de sus personajes cercanas, creíbles y muy memorables. Y es aquí donde reside lo mejor de la película. Pero esto también funciona por escenas que se podrían extraer y disfrutar sin saber de dónde salen, casi tanto como si se ven formando parte de la cinta.
Regreso a los años ’60

‘Beginners (Principiantes)’ transcurre durante 2003, sin embargo, todo el film rezuma un gusto de los años sesenta y la Nouvelle Vague. Desde el personaje de Laurent, su físico, su forma de comportarse y la manera en la que enamora al protagonista; a las elecciones formales de la película –la fotografía ocre, los lapsos explicativos con voz en off de McGregor y pantallas en colores planos, imágenes de monedas u otros grafismos—, pasando por algunas escenas concretas, como la del patinaje en interiores enmoquetados y las locuras de la madre en los museos de arte contemporáneo.

La película repasa algunos hitos para el movimiento homosexual que hemos visto recientemente en otras películas, como el asesinato de Harvey Milk y la lectura del poema ‘Aullido’, de Allen Ginsberg. Por otra parte, aunque se ha destacado este aspecto como lo principal del film, la opción sexual del padre no ocupa, ni mucho menos, un lugar central en el argumento de la ‘Beginners’. Se da un trato muy respetuoso al asunto y se recalca en un sentido reivindicativo, pero no marca la progresión de la película ni la forma de ser del protagonista, optando su creador, ante todo, por una normalización completa.

Conclusión: ‘Beginners’ (Principiantes)’, aunque tenga un fondo optimista y deje a sus personajes y al espectador mirando hacia delante, hacia lo bueno que puede traer la vida, y aunque pueda calificarse de comedia, es una película triste –el titular “historia de la tristeza” hace alusión a unos cómics que crea el protagonista—. Es, asimismo, un film pausado, de poca progresión, basado más en el funcionamiento de sus escenas individuales que del conjunto. No obstante, cuenta con un tono muy acertado en el que se integra el gran trabajo de los intérpretes. Opción muy recomendable para nostálgicos de los films sesenteros y de los amores de película. Ah, y para los amantes de los perros, ya que el interpretado por Cosmo tiene un papel casi tan importante como el trío principal.