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26 de noviembre de 2010

Cine: 'Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 1', la más tensa y adulta de la saga

"Estos son tiempos oscuros, no es posible negarlo. Nuestro mundo quizá no se ha enfrentando antes a una amenaza más grande que la actual".
(Rufus Scrimgeour)

Con estas palabras, y un plano cerradísimo de los expresivos ojos de Bill Nighy, en la piel del ministro de la magia, arranca la primera parte de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte’ (2010), la penúltima entrega de la saga basada en los libros de J.K. Rowling. A la tensa intervención pública del ministro le sigue una secuencia que encadena las amargas despedidas de los tres jóvenes magos protagonistas, adiós al hogar, la familia y la paz; una pieza tan suave en su forma como áspera en su fondo, realmente dolorosa. Entonces aparece el título, como amenazado por una tormenta. Y es que se avecina una cruenta batalla. Pero lejos de lo que cabía esperar, esta séptima película no es ningún intermedio, una simple preparación del épico conflicto final, al contrario, es un relato pleno de aventuras, humor, drama y fantasía. La mejor de la saga junto a ‘Harry Potter y el Prisionero de Azkabán’ (2003).

El gran problema que tiene ‘Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 1’ (‘Harry Potter and the Deathly Hallows. Part 1’) es tan lógico como prácticamente inevitable: pertenece a una serie. Por ello, aunque personalmente recomiendo no dejar pasar la oportunidad de asistir a un auténtico espectáculo cinematográfico, conviene tener muy en cuenta que no se trata de una película que pueda disfrutarse plenamente por sí sola, sin contar con la experiencia y la información de entregas anteriores. Seguro que puede verse de esta forma y aun así resultar un digno entretenimiento, pero se perdería uno en la trama y en los comportamientos de los personajes, pues en este nuevo film se cierran unos cabos y se recuperan otros que se han ido presentando desde la inicial ‘Harry Potter y la Piedra Filosofal’ (2001). Así que el inconveniente es que necesitas haber seguido la serie, pero si lo has hecho, estás de enhorabuena, vas a disfrutar de lo lindo.

Escrita por el guionista habitual de la saga, Steve Kloves (adaptó todos los libros salvo el quinto), ‘Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 1’ continúa los hechos acontecidos en ‘Harry Potter y el Misterio del Príncipe’ (‘Harry Potter and the Half-Blood Prince’, 2009). Tras la muerte de Albus Dumbledore a manos de Severus Snape, y el ascenso imparable de Lord Voldemort y su ejército de mortífagos, que ya controlan el Ministerio de la Magia, Harry Potter se embarca en la misión que le encargó el exdirector de Hogwarts: encontrar y destruir los cinco Horrocruxes que quedan. Sólo así se podrá acabar con Voldemort. Por fortuna, Harry no está solo. Gracias a sus valientes y comprometidos amigos consigue escapar de una primera trampa mortal en los cielos (formidable secuencia de acción), y luego estará acompañado por sus fieles Hermione Granger y Ron Weasley en la búsqueda de los objetos que protegen la oscura alma de su mayor enemigo.

La oscuridad y la muerte han formado parte de la saga desde el principio; aun estando protagonizadas por tres chavales y pensadas principalmente para el público juvenil, como los libros de Rowling, las películas no han estado exentas de asesinatos y escenas aterradoras (la llegada de los dementores en la tercera parte o el renacimiento de Voldemort en la cuarta). Sin embargo, no dejaba de haber tiempo para otros menesteres, y a pesar del peligro, se tenía una cierta sensación de seguridad, de que pasara lo que pasara nunca sería demasiado grave, de que todavía los adultos acudirían al rescate cuando fuera necesario. Ya no. Desde el mismo comienzo de ‘Las Reliquias de la Muerte’ se respira la inseguridad, el desamparo y el miedo. Los protagonistas se llenan las manos de sangre. Los adultos responsables bajan la cabeza o son eliminados, mientras los mortífagos extienden su poder y defienden el exterminio de los impuros. El terror se ha instalado en el mundo.

Como en otras facetas siempre se ha respondido de forma excelente, lo que llama más la atención de ‘Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 1’ que esté dirigida con tanta lucidez y energía, que se haya cuidado tanto la puesta en escena, y que esto se deba a la misma persona que se encargó de las dos entregas anteriores (sin ser malas, palidecían ante el trabajo del imaginativo Alfonso Cuarón y el artesano Chris Columbus). El inglés David Yates, que tomó el mando de la saga a partir de ‘La Orden del Fénix’ y será el encargado de cerrarla, firma aquí sin duda alguna su mejor película hasta la fecha, se muestra sorprendentemente hábil e inspirado con el material del último libro, y saca un partido formidable al impresionante equipo artístico y técnico (sobresale la música de Alexandre Desplat, la fotografía de Eduardo Serra y el diseño de producción de Stuart Craig) que tiene a su disposición. Esperemos que haya mantenido este nivel filmando toda la adaptación, y el desenlace (con el duelo final entre Harry y Voldemort) esté a la misma altura. Lo podremos comprobar a partir del 15 de julio.

‘Las Reliquias de la Muerte. Parte 1’ tiene todos los ingredientes que uno puede esperar de una superproducción, incluyendo un envidiable reparto con ilustres intérpretes de suma experiencia en todo tipo de rodajes. De esta manera, secuencias como la primera que transcurre en la mansión de los Malfoy (la reunión presidida por Voldemort) o la complicada misión en el ministerio (un prodigio de planificación y ritmo) lucen más con la participación de Ralph Fiennes, Alan Rickman, Imelda Staunton, David Thewlis o Peter Mullan. Los protagonistas, Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint, están muy acertados y sólo desentonan en algunas escenas del bosque, si bien la culpa debe distribuirse. ‘Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 1’ contiene algunas de las secuencias más brillantes de la saga (la deliciosa pieza animada, de Ben Hibon, o el asesinato de un valiente personaje) y es la mejor oferta de cine de aventuras en la cartelera. Un espectáculo de diversión y tinieblas que no decepcionará a los fans ni a los espectadores hambrientos de fantasía.