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11 de octubre de 2010

Cine: Gru, un gran villano, pero no mi favorito

Hoy en día es muy difícil innovar en el mundo de la animación. La originalidad está lejos de casi cualquiera y no solo en asuntos relacionados con el guión y el contenido, sino también con los personajes, los efectos y los sonidos. Practicamente todo lo que vemos nos recuerda a películas anteriores, los protagonistas, sus andanzas y sus percances tienen relación con algún recuerdo cinematográfico. En Gru: mi villano favorito también ocurre, pero muy pocas veces y aunque no lo parezca esto es un cumplido en toda regla.

Si aún no has visto la película te desaconsejo totalmente que no sigas leyendo la crítica, porque gracias a dios el trailer que circula por la red no desvela demasiado y puedes disfrutar de grandes sorpresas en la sala. Lo primero que llama la atención del filme es sin duda la banda sonora. Hans Zimmer presume de versatilidad y comparte estudio con Pharrell Williams, un conocido rapero, para realizar el tema principal. Sin embargo, lo que más choca a todos los espectadores es la canción de los créditos: ¿el que suena es Bisbal? Sí, lo es.

En la películas de animación el doblaje se está convirtiendo en una parte fundamental. Hace tiempo que dejamos atrás a los dobladores profesionales para adentrarnos en el maravilloso mundo de reconocer en personajes ficticios las voces de personajes reales. En inglés Steve Carrell, en español Flo. La diversión está asegurada, solo escucharle ya merece la pena y quiero creer que se toma ciertas licencias con respecto al guión, hay cosas que parecen muy suyas.

A grandes rasgos Gru es un supervillano en horas bajas que decide dar un gran golpe para poder competir con Vector, que acaba de robar una de las pirámides de Egipto y se está llevando toda la gloria en ese mundillo. Ese gran golpe será nada menos que robar la luna, pero entre tanto los minions y tres niñas que se verá obligado a adoptar cambiarán su vida y le convertirán en tu villano favorito.

Los minions, esos pequeños hombrecillos amarillos vestidos con petos vaqueros, se encargan de que el ánimo no decaiga durante toda la proyección. Con ellos, el director logra escenas realmente desternillantes y otras que directamente quedarán para el recuerdo. No abusa de su presencia en pantalla, pero tampoco nos deja olvidarnos de su curiosa forma de expresarse. Sin duda alguna lo mejor de la película.

En resumidas cuentas, como tantas otras películas de animación parece enfocada a un público infantil, pero personas de cualquier edad podrán pasar un muy buen rato. ahora bien, no estamos hablando de un antes y un después en el mundo de la animación, es otra aportación, muy valida a un género que no parece pasar de moda.