China es un país que supo posicionarse como líder en diferentes campos. Una a una fue dominando cada una de las industrias de manufacturas. Pero hay un rincón —de miles de millones de dólares— en el que nunca se ha destacado internacionalmente: el cine. Quizás esta historia esté a punto de cambiar con una nueva super-producción llamada “Empires of the Deep“. Esta película contará con guerreros de la Grecia antigua, piratas, reinos submarinos, sirenas que matarán a los hombres mientras tienen sexo, dragones, a una chica Bond en el papel de la reina de las sirenas y un sinfín de cosas más. Un detalle no menor es que la mayoría de los actores son de los Estados Unidos y las cámaras usarán tecnología 3D.
Es una mezcla entre “Avatar“, “Gladiator“, “Pirates of the Caribbean” y decenas de éxitos hollywoodenses más, todos metidos en la misma bolsa. Esta película es el proyecto de Jon Jiang, un millonario chino que en 2002 fue listado por Forbes como una de las personas más ricas de ese país. Él mismo declara que su misión en la vida es hacer video juegos, parques de diversiones y películas. Sin dudas este proyecto es una manera de posicionar a China dentro de una industria en la que casi no participa, aprovechando los menores costos de mano de obra.
El presupuesto con el que cuenta esta mega-producción es de “apenas” $100 millones de dólares; casi un vuelto en lo que sería Hollywood, pero la mayor cifra para el cine chino jamás invertida. Claramente el riesgo que existe es que se transforme en el fracaso más estrepitoso de ese país, pero por el momento debemos mantener la esperanza. Las cosas no han funcionado del todo bien hasta ahora: ya 3 directores renunciaron al proyecto y varias personas del elenco tienen problemas con los pagos. Si Jiang quiere trabajar con occidentales, creo que una de las primeras cosas que tiene que aprender es cómo tratarlos como empleados; el pago al día es fundamental para mantenerlos contentos.
Hasta ahora la película china que mayor impacto internacional tuvo fue “Hero” (2004), que recaudó unos $177 millones en todo el mundo. Jiang se propone superar esa cifra; quiere que su película se estrene en 160 países, quiere que sea algo épico. Sin dudas filmar en Inglés le abrirá las puertas del mercado norteamericano mucho más rápidamente y si funciona bien ahí, el resto fluirá como por un tubo.
Un dato no menor, es que Jiang no tiene experiencia previa en filmación, pero se considera un cinéfilo nato habiendo visto más de 4000 películas. Lo que se propone es filmar al estilo de Hollywood, no le interesa la narrativa china, inclusive se declara un ignorante al respecto. Básicamente lo que se propone es copiar un modelo que funciona en el exterior y llevarlo al estudio de filmación más grande del mundo al norte de Beijing. Aprovechar los costos reducidos permitidos por mano de obra barata y salir a competir a un mercado voraz. Básicamente es trasladar al cine la historia de la industria china de los últimos años.
Una de las limitaciones que tiene la industria fílmica en China es la censura impuesta por el gobierno. En el caso de “Empires…” se obligó a agregar más elementos chinos; se inventó una nueva raza de dragones y se contrató a un actor reconocido para que fuera el caballero que los domina. Aparentemente estos cambios no se verán en la edición que saldrá al exterior. Lo que deberán hacer, además, es romper con el molde de la propaganda comunista también impuesta por el gobierno. Si no pueden salir de ese esquema, todo el esfuerzo que hagan será inútil para cautivar al público extranjero, y más que nada será inútil para cautivar futuras inversiones cinematográficas en China.
Quizás estamos al borde de un cambio en el rumbo de las producciones internacionales. Hollywood se mantiene firme por todo un aparato creado con el tiempo: infraestructura, recursos humanos, inversiones. Pero no se muestra ajena a las crisis económicas, recordemos que algunas películas tuvieron que ajustar su presupuesto de acuerdo a los tiempos que corren. Si un nuevo centro es creado, con menores costos y resultados equivalentes, no deberemos dudar de que los empresarios no perderán tiempo en trasladar sus intereses a la otra orilla del Pacífico.
Una pregunta que me surge naturalmente es: si logran producir una película por menos dinero del que lo venían haciendo, con un resultado similar, ¿nosotros los espectadores podremos acceder a películas más económicas? ¿O simplemente serán los estudios quienes maximizarán sus ganancias? En la visión del cine como una industria, de las películas como un producto, no nos quepa duda de que nosotros espectadores/consumidores no recibiremos ningún beneficio.
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