Hace poco tiempo, Roger Ebert, uno de los mejores críticos de cine del mundo escribió un artículo llamado “Cómo el 3D está matando Hollywood”, y hay que decir que hay muchos puntos en los que tiene razón. Y si no tiene la razón, quien aquí escribe igual está de acuerdo.
La tecnología de tres dimensiones provocó un boom en el cine a nivel mundial. Avatar de James Cameron era, supuestamente, la elegida para encabezar la revolución cinematográfica de la historia aunque, si bien logró la mayor recaudación de la historia y tuvo efectos muy buenos, estuvo muy lejos de ser la obra maestra que muchos aseguraron que sería.
Hoy en día, el 3D se está utilizando sin ningún tipo de restricciones y eso es algo contraproducente para la industria cinéfila. Podríamos dividir al sistema tridimensional en dos ramas: el 3D artístico y el 3D “tiracosas”. El primero sirve para destacar planos, figuras, texturas y elementos similares, mientras que el segundo es el que sirve como mera diversión para enganchar a la audiencia con un entretenimiento más mundano. El problema más grande es que se está sobreimplementando el uso de esta tecnología con el mero fin de recaudar más dinero.
El ejemplo más claro es el de Furia de Titanes, que se filmó como una película convencional y se convirtió a 3D con la intención de atrapar a más espectadores, con resultados espantosos.
Otros, por ejemplo, prefieren el truco publicitario para lograr la atracción junto a la tercera dimensión. Este fue el caso de Resident Evil 4, que en el tráiler oficial especificó que se filmó con las mismas cámaras que usó Cameron para Avatar.
Lo cierto es que, particularmente, esta película no se ve muy prometedora desde los avances porque se nota que se puso más esfuerzo en el 3D que en la historia en sí. Ojalá que esto sea sólo una moda y no siga expandiéndose, porque lo más probable es que, tal como vaticinó Roger Ebert, la tecnología de tercera dimensión termine matando a Hollywood y al resto del cine en general.
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