“From Paris With Love” es una película escrita por Luc Besson junto a Adi Hasak —el primero es el responsable de la historia, el segundo del guión— y dirigida por Pierre Morel. ¿Los protagonistas? Nada más y nada menos que John Travolta y Jonathan Rhys Meyers. Ahora bien, de los dos, sólo uno se destaca, ¿se imaginan cuál?
Travolta es Charlie Wax, un agente “secreto” tan efectivo que sus superiores no le imponen límite alguno —y lo de “secreto” pierde su valor en el desparramo que arma por donde se mueve—. Es decir, Wax hace lo que quiere y como lo quiere. Rhys Meyers, por otro lado, interpreta a James Reese, un agente que comienza la carrera en los servicios y su papel es verdaderamente triste —tanto desde el guión, como desde la performance del actor, que por otro lado hace muy buenas promos de perfumes—. Después del corte la seguimos.
Travolta se come la película. Y es que Wax está gordo pero hace de todo. Salta por encima de archivos, se tira al piso y dispara rodillas, acribilla orientales y consume coca luego de quitársela a los narcotraficantes que persigue —porque veamos, la historia es algo así: tras una sobredosis, muere la hija de un sujeto con cargo importante en el gobierno estadounidense y la orden es vengarse de los dealers. Así llega Wax a París y James Reese es nombrado su compañero para esta misión particular. A partir de aquí, la frasecita tipo slogan “Wax on, wax off” de Travolta —eco del Sr. Miyagi de “The Karate Kid”— domina la película. Wax entra, limpia, no queda nadie vivo y sale. Es imparable.
¿Y Reese? Uno de los personajes más vacíos que interpretara Rhys Meyers y que sirve solamente para exacerbar la figura bien ganada de héroe de acción con onda de John Travolta —al respecto, hay algunos guiños a películas como “Pulp Fiction” que no podemos menos que celebrar—. En definitiva, por Travolta y por una escena de ejecución muy explícita y puntual en el film —el que la vio sabe de qué hablo—, me parece que vale la pena darle una oportunidad.
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